lunes, 17 de agosto de 2009

Hendrix en Essaouira











octubre 2007. Buscando la complicidad del oceano que me vio crecer, llegué a Essaouira, un poco hastiado del continuo baño de multitudes de Marrakech. Fue agradable oír gaviotas, quién lo diría, y oler las sardinas recién izadas de los destartalados pesqueros. No lo fue menos pasear por su medina, compartir unas cervezas clandestinas junto a la muralla y jugar al fútbol con un niño en una callejón. Siguiendo los pasos de Hendrix, pedaleé por la costa hacia el cercano pueblo de Diabet y me crucé con un anciano de chilaba que seguramente contaba a su nieta como un día, hace mucho tiempo, se cruzó con un negro cherokee que deambulaba borracho por aquellas dunas móviles. Quise ponerle banda sonora al momento y sonaron en mi cabeza los acordes de "Castle in the Sun". ¿Y el gato? Prometo que así lo vi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario