lunes, 17 de agosto de 2009

Marrakech: Gracias a Dios


octubre 2007. "Cuando el viajero llega a Marruecos percibe que entra en otrro mundo, que se encuentra con costumbres de otros tiempos. El marroquí es un hombre sencillo, amable, efusivo y acogedor que fácilmente puede convertirse en nuestro amigo. Ahora bien, para mantenerse en buena relación con ellos, para estar a la altura de las circunstancias, basta con aprender la quaïda: es la costumbre, la tradición, es el estilo, el saber vivir maroquí. Como en todos los países musulmanes, la qüaïda exige que se invoque a menudo el nombre de Dios. Nunca se inicia nada importante, una comida o una conversación o un viaje... sin decir ¡Bismillah!, ¡alabado sea Dios! Cada buena noticia se saluda con ¡Alhamdullah! ¡Gracias a Dios! También así habría yo de concluir la cena". Fragmento de Marrakech, una huida de Juan Carlos García fajardo. ed. Anhthropos. En la imagen, decenas de puestos de comida pueblan la plaza de Djema El Fna en Marrakech

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